Cifras y datos para situar en sus justos términos la realidad actual en materia de interrupciones de servicio
En las últimas semanas la prensa y las redes sociales han dado mucho espacio a los cortes en el servicio eléctrico.
Una interrupción en este servicio, en el siglo XXI, es algo que molesta mucho y puede generar inconvenientes importantes. Muchas cosas en la vida cotidiana dependen del acceso a la electricidad. Pero los cortes son algo inevitable en cualquier sistema eléctrico a nivel mundial, porque como en toda obra humana, las cosas tienen una vida útil, se rompen, se deterioran, las condicionan factores externos, etc.
Hace algunos años los cortes de luz eran un problema casi diario para los uruguayos. No existía casa donde no hubiera velas para afrontar un repentino “apagón” o restricciones programadas. Desde hace un tiempo esto ha pasado a ser algo que no entra dentro de nuestras previsiones, por eso genera una entendible molestia.
¿HAY REALMENTE MÁS CORTES?
Para medir la magnitud de lo que está sucediendo tenemos fundamentalmente dos variables: Tiempo de Corte (TC) y Frecuencia de Corte (FC). El TC mide el acumulado de horas de interrupción en un período. El FC mide la cantidad de interrupciones en ese período.
Las gráficas que se exponen más abajo, en archivo adjunto, muestran la evolución de Tiempo y Frecuencia de Corte desde 2006 hasta lo que va de 2018, en situaciones de “normalidad”, sin incluir temporales o inundaciones que son eventos excepcionales. Se muestra el promedio entre todos los usuarios del sistema eléctrico, o sea, clientes de UTE.
Las gráficas muestran, por ejemplo, que en 2006, en promedio los usuarios sufrieron 7 cortes (FC) y que la cantidad de horas acumuladas de interrupción por esos cortes fue poco más de 10 (TC). Es decir: un usuario promedio del servicio eléctrico sufrió 7 cortes y pasó 10 horas sin luz durante ese año.
El año pasado los clientes tuvieron en promedio algo más de 7 cortes y sufrieron 12 horas acumuladas de interrupción. En 2018, esos promedios -proyectando a todo el año los valores de los primeros siete meses- son bastante más bajos: indican una Frecuencia promedio de 4 cortes y un acumulado anual de horas de 8 (TC).
Hay que tener en cuenta que estos datos se basan en los primeros siete meses y con ellos se hace una proyección para todo el año. El promedio a fin de año, tanto en FC como en TC, puede ser algo mayor porque quedan casi dos meses de invierno y las últimas semanas han mostrado un leve incremento en TC. Otra vez: si hay temporales fuertes o inundaciones los números crecen, pero no están considerados en las gráficas para ningún año porque en este todavía no se han producido eventos de gran magnitud.
Otra precisión: en Montevideo, el TC ha subido en el último mes, pero en este caso se ha visto influido por el incendio que se produjo el 1° de julio en una subestación, que dejó sin luz por algunas horas a una zona de la capital densamente poblada. Esta es una contingencia extraordinaria, que escapa a la normalidad en el comportamiento de la red.
Las gráficas muestran promedios anuales. Justo es reconocer también que “en el promedio se ahogan los petisos”. Es decir que algunos tuvieron más cortes y sufrieron más horas de “apagón” y otros menos. En el interior rural, por ejemplo, el TC promedio acumulado en el año es cinco veces mayor que en las ciudades. También hay diferencias en la Frecuencia de Corte. En el interior rural la FC es tres veces mayor que en el medio urbano. Esto se explica porque en el medio rural hay factores que inciden para que haya más fallas y también los tiempos de reposición son más largos, por distancias, dificultades de acceso, cantidad de suministros, etc. Pero en las ciudades vive el 86% de los clientes, por eso los promedios están mucho más cerca de los valores más bajos.
Más allá de todas estas consideraciones y salvedades, lo que intentamos es mostrar con claridad que los cortes de servicio en este año no se han apartado de lo que ha sido común en los años anteriores, tanto en Tiempo como en Frecuencia de los mismos.
No es excusa ni significa minimizar el problema. Es solo tratar de situarlo en sus justos términos.
UTE sigue trabajando cada día para brindar el mejor servicio, con calidad y seguridad para todos. Y con la menor cantidad de interrupciones para un sistema eléctrico moderno.