13/06/2018 "Luces para aprender" va por más

La Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), la Administración Nacional de Usinas y Trasmisiones Eléctricas (UTE) y la Fundación Elecnor, firmaron el lunes 11 la Adenda al Convenio suscrito en el marco del Proyecto Luces para Aprender.

Mesa de invitados

Esta firma permitirá la reubicación de equipos de energías renovables que habían sido previamente instalados en escuelas rurales cuando carecían de energía y conectividad. Los paneles solares remanentes de los centros educativos a los que ha llegado el tendido eléctrico, junto a los que no han sido instalados en la primera etapa del proyecto, serán utilizados para dotar de energía a los hogares de escolares que asisten a algunas de las escuelas rurales electrificadas bajo esta modalidad, en los departamentos de Cerro Largo y Salto.

Un segundo eje del proyecto contempla el apoyo a emprendimientos comunitarios. En tanto, el tercer eje apunta a la conformación de espacios didácticos. El primero de ellos se inaugurará en la Universidad Tecnológica (UTEC) de Durazno y será guiado por estudiantes. Esta última iniciativa, promovida junto al Sistema Nacional de Educación Pública (SNEP), se extenderá en los próximos meses a los departamentos de Rivera, Rocha, Salto y Paysandú.

Luces para Aprender es una iniciativa de carácter regional promovida por la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). El programa fue aprobado en el año 2011 por los ministros de Educación de los países iberoamericanos en la XIX Conferencia Iberoamericana de Educación realizada en Asunción, Paraguay.  

Su finalidad es contribuir con la mejora de la calidad educativa de las escuelas rurales de la región, así como el desarrollo y bienestar de las comunidades a las que pertenecen. En Uruguay, en el año 2014, había 85 escuelas rurales sin energía eléctrica. Hoy todas ellas cuentan con servicio eléctrico de calidad. En primera instancia accedieron a él a través de paneles fotovoltaicos instalados por el Programa y hoy 35 de ellas ya no los necesitan porque han accedido a la red convencional. En esos casos, gracias a esta segunda etapa del proyecto, los paneles desafectados serán reinstalados de acuerdo a los ejes mencionados.

En la firma de la Adenda al Convenio marco participaron por UTE su presidente Gonzalo Casaravilla, los directores Cristina Arca y Walter Sosa y el gerente general en funciones Héctor González Bruno. En representación del gobierno español se hizo presente el embajador Javier Sangro de Liniers, y por las restantes instituciones firmantes el director de OEI para el Mercosur, Ignacio Hernaiz, el director de Fundación Elecnor Jorge Ballester y el representante de UTEC Rodolfo Silveira.

LA ESCUELA, UN LUGAR DE ENCUENTRO CON LUZ

Casaravilla dijo que UTE no entiende actualmente la energía eléctrica simplemente como un servicio, sino como un derecho. “En pleno siglo veintiuno no podemos concebir la vida sin energía eléctrica, y menos en un ámbito educativo”, consignó. En 2014, cuando Luces para Aprender se concretó, había todavía 85 escuelas rurales que no tenían energía eléctrica de calidad. En 2018 todas tienen y hay 35 de ellas a las que ya llegó el tendido de UTE, por lo que sus equipos fotovoltaicos pueden ser utilizados en esta nueva etapa del proyecto.

“La escuela sigue siendo un lugar de encuentro –señaló-. Solo basta ver la cara de los niños cuando llega la luz eléctrica”. Según Casaravilla, los estudios técnicos muestran que en poco tiempo se deberá retomar la curva de instalación de energías renovables no convencionales, luego de un paréntesis que se hizo al llegarse a lo que indicaba la demanda. En ese nuevo impulso, la energía fotovoltaica ocupará un lugar destacado y el titular de UTE pronosticó que en diez años puede esperarse una potencia instalada de 3.000 MW de estas renovables, de las cuales 2.000 podrán ser de energía eólica y 1.000 de fotovoltaica.

Durante el encuentro, el director de la Fundación Elecnor, Jorge Ballester, definió a “Luces para aprender” como un proyecto vivo, que en cuanto cumplió su objetivo en el Uruguay de dotar de conectividad y energía a la totalidad de las escuelas rurales que carecían de estos servicios, se propuso incorporarar nuevas instituciones que aportaran más valor, ideas y oxígeno a su desarrollo.

En este sentido, celebró la adhesión de la Universidad Tecnológica (UTEC) al proyecto, y la inminente puesta en marcha del primer espacio didáctico de energías renovables que tendrá como sede la UTEC del departamento de Durazno. Citando a Aristóteles, para quien las raíces de la educación eran amargas, pero sus frutos muy dulces, Ballester apuntó que “hay que tener la paciencia suficiente como para invertir en proyectos sociales, cuyos resultados no son inmediatos. Entre todos estamos plantando una pequeña semilla, para que dentro de unos años esos frutos sean dulces”.

AMPLIAR Y FORTALECER LOS DERECHOS

Por su parte, el director de la Oficina de la OEI-Mercosur, Ignacio Hernaiz, celebró la continuidad del proyecto y desarrolló los tres ejes en los que se enfocará esta nueva etapa de “Luces para Aprender”. En cuanto al apoyo a proyectos comunitarios, recordó antes de la firma de esta adenda se hizo una primera experiencia colocando paneles en un emprendimiento gastronómico de un grupo de mujeres de Laguna de Rocha.

Hernaiz destacó la reciente obtención de “Luces para Aprender” de dos premios: Wise y COTEC. Los recursos de COTEC fueron invertidos en Uruguay y Paraguay, en la conformación de una red docente que en la actualidad funciona reuniendo y brindando herramientas a maestros rurales de ambos países. El mensaje del proyecto pasa por ampliar y fortalecer los derechos, concluyó.

“Acá no solo hay cabeza y plata, también hay voluntad de trabajo y compromiso social”, dijo el consejero de la Universidad Tecnológica (UTEC), Rodolfo Silveira. Sostuvo que si bien la tecnología puede sustituir a la inteligencia en muchos aspectos, no podrá desplazar a la “inteligencia emocional”, que sigue siendo patrimonio de los humanos. A las poblaciones locales la llegada de la energía eléctrica “les cambia la vida”, dijo, y esto “no solo por la luz, sino por sentirse mimados, acompañados”. La solidaridad y el compromiso social hacen la diferencia, según Silveira. “Los países no son grandes, son grandes sus personas” indicó.

Finalmente expuso el embajador de España, Javier Sangro de Liniers, que destacó el papel de su país como uno de los principales inversores en Uruguay, el primero en servicios como telefonía o banca, y que está presente con 125 empresas que dan trabajo a alrededor de 25.000 personas. “Todo esto no valdría para nada si no estuviese acompañado de la responsabilidad social corporativa. El intercambio comercial tiene que contemplar una vertiente social que dé sentido a todo lo demás, y eso es lo que se desarrolla en este precioso proyecto de Luces para Aprender, que hoy recibe el refuerzo e impulso con la firma de esta adenda”.