Hace exactamente 25 años ocurría uno de los peores incendios registrados en el país
En la noche del viernes 13 de agosto de 1993, los pisos 8 al 12 del Palacio de la Luz fueron devorados por las llamas, dejando como trágico saldo la muerte de cinco mujeres, empleadas de limpieza que trabajaban esa noche en el edificio. Otras cinco personas que alcanzaron la azotea fueron rescatadas por un helicóptero de la FAU.
El entonces inspector principal de Bomberos, Reynaldo Albornoz, afirmó a los medios de prensa que la propagación del fuego fue tal que no hubo mayor margen de maniobra. "Como si en 20 minutos se hubieran prendido fuego cuatro manzanas, una de las peores catástrofes que vi en mi vida".
En el noveno piso del Palacio estaban las empleadas del servicio de limpieza, que trabajaban en horario nocturno. Cuando vieron lo que sucedía se encerraron en una sala del noveno piso, confiando en que las vendrían a rescatar, pero fue imposible.
Un helicóptero de la Fuerza Aérea Uruguaya, perteneciente al Escuadrón Aéreo Número 5 con base en el Aeropuerto de Carrasco, en condiciones totalmente adversas y con casi nula visibilidad, logró sí evacuar a las cinco personas que alcanzaron la azotea.
Según declaraciones de los vecinos y de los funcionarios que estaban en ese momento en el edificio, el fuego se inició en el octavo piso sobre la calle Paraguay. Desde allí se extendió hacia los pisos superiores. El informe de Bomberos manejó varias hipótesis con respecto al origen del fuego. La que se consideró como más probable es que hubiera sido un cortocircuito.
En 1995, parte de la obra “Testimonios”, de la artista plástica Águeda Dicancro, fue instalada en las puertas de acceso al Salón de Actos y a la Sala de Sesiones del Directorio, en el 9° Piso del Palacio de la Luz, y recuerda a las cinco víctimas del incendio.
La obra original de Dicancro, compuesta por imágenes de rostros humanos evanescentes sobre placas de vidrio de 40 x 40 cm, representó a Uruguay en 1993 en la LXV Bienal de Venecia. “Testimonios” era un homenaje a los desaparecidos que la propia artista entendió podía reflejar perfectamente la tragedia de aquel 13 de agosto.
Un cuarto de siglo después recordamos este hecho traumático para UTE que, sin embargo y pese a la gravedad de lo sucedido, en los días y semanas que siguieron a la catástrofe continuó prestando su servicio gracias al compromiso de siempre de su gente.